SER CUIDADOR  es un acto de amor y voluntad, donde ponemos lo mejor que tenemos y hacemos todo el acopio de paciencia, toleranciaaceptación,  hay momentos que no es fácil, hay momentos donde las cosas se complican, donde no sabemos “¿qué más hacer?” porque es un acto que requiere tiempo, dedicación, esfuerzo y responsabilidad.

El día a día del cuidador

En este camino y sin que seamos conscientes de ello, los cuidadores o figuras de referencia vamos dejando “aparcada” nuestra parcela personal e incluso nuestra salud para hacernos cargo de las personas que dependen de nosotros/as. Aquellos que dedicamos parte de nuestro tiempo al cuidado de otros debemos contar con apoyo y tener en cuenta nuestra propia salud. Cuidarnos y reservar un tiempo para nosotros mismos es fundamental.

Es probable que comencemos a sentir culpabilidad por creer que no estamos ejerciendo bien nuestra labor, que no lo hacemos como otras personas o tenemos una intensa sensación de soledad. El CUIDAR es una experiencia positiva en muchísimos aspectos, aprendemos, nos gratifica y hace crecer, pero también “remueve” emocionalmente; podemos usar la negación, podemos congelarlo, mirar hacia otro lado, y no prestar atención a esos momentos más complicados donde se sufre y no sabemos muy bien por qué.

El no detenernos en observar nuestro estado emocional nos lleva muchas veces a movernos dentro de una casa a oscuras, encender algunas bombillas ayuda a detenerse, conocerse, encontrar calma como persona, hija o hijo, compañero o compañera… Podría decirse que cuando somos conscientes del proceso encendemos esas bombillas, son pequeñas, pero nos permiten ver, luego se van encendiendo más luces, y los límites quedan más claros y comenzamos a interiorizarlos y a respetarlos.

Cuando el agotamiento consume…

Cuando de tanto cuidar al otro, como foco principal dejamos de cuidarnos comienzan  a aparecer señales que indican que algo va mal. Es importante prestar atención a las señales de alerta para poder actuar cuando aparezcan ¿Cómo? Pidiendo ayuda.

Comparto algunas de estas señales:

    • Sensación de sueño o cansancio continuo.
    • Sentirse sólo o aislado.
    • Aumento en el consumo de alimentos, medicamentos.
    • Cambios de humor frecuentes y mayor irritabilidad.
    • Dificultad para concentrarse.
    • Insatisfacción con cosas que anteriormente disfrutaba.

Si ha aparecido alguna de estas señales es el momento. ¡PIDE AYUDA!

Fdo. un cuidador

Si necesitas ayuda o conoces a alguien que está en esta situación, llámanos o mándanos un WhatsApp. Tel: 692 650 211

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