La deshidratación hace referencia a un proceso fisiológico por el cual el organismo experimenta un déficit agudo de agua corporal, el cual se acompaña de una interrupción en los procesos metabólicos. Es una de las principales causas de hospitalización de los mayores de 65 años.

¿Por qué a los adultos mayores les disminuye la necesidad de beber agua?

Con el paso de los años se va atenuando la sensación de sed. Esto se produce porque los mecanismos hormonales y los receptores de la pared de los vasos son menos sensibles a los cambios de la cantidad de líquido en nuestro cuerpo. Por ese motivo la respuesta a la pérdida de agua es más lenta. El mejor truco es beber agua habitualmente sin esperar a tener sed.

Esto unido a una posible pérdida de capacidad de movilidad de los adultos mayores y una posible pérdida de capacidad cognitiva, hace importante incorporar como norma que nuestros adultos mayores beban agua habitualmente sin esperar a que verbalicen tener sed.

¿Cómo afecta la deshidratación en el adulto mayor?

La deshidratación en las personas mayores se asocia a la presencia de distintos síntomas físicos, que incluyen: disminución del grado de consciencia, sequedad en las axilas, sequedad de la boca, ojos hundidos, disminución de la tersura de la piel y prolongación del tiempo de llenado capilar (es decir, el tiempo que tarda un tejido en recuperar el color después de haber aplicado una presión).

Si observa estos síntomas en una persona mayor, asegúrese de que la persona beba de inmediato, y si todavía sigue preocupándole su estado póngase en contacto con el médico.

¿Cómo evitamos la deshidratación?

Beber uno o dos vasos de agua al levantarse.

Ofrecer alimentos ricos en agua.

Beber agua antes de que se produzca la sensación de sed.

Evitar largas exposiciones al sol, sobre todo, durante las horas de más calor del día.